Escrito en Super 8 de Natalia Mardero

Reseña Escrito en Super 8

Título: Escrito en Super 8

Autora: Natalia Mardero

Género: Narrativo

Subgénero: Cuentos

Sinopsis: Las despedidas y las iniciaciones, una noción de coraje que se construye con intrepidez y con pena, la inocencia en fuga, una genealogía de personas y mascotas, los pliegues de la muerte merodeando la vida, un prontuario de juegos, el esplín, todo un saco de memoria: Escrito en Super 8 es un retrato límpido, terso, sobre los primeros desgarros y los aprendizajes, la geografía sentimental que cuenta un barrio, una casa, una familia, una identidad.
Inés Bortagaray
Con pleno dominio de la escritura, Natalia Mardero parece advertirnos que el pasado es imprevisible, porque todo, incluso la infancia, está sucediendo ahora mientras ella lo cuenta. Escribe en Super 8 y filma con palabras vivas la textura secreta del recuerdo. Crea personajes verdaderos, inolvidables, en el devenir de las distintas edades. Nos mete tan íntimamente en las familias, las conciencias y el cuerpo de los otros, que la experiencia se vuelve propia. La vida entera cabe en este libro.
Pedro Mairal

Compré Escrito en Super 8 medio por impulso después de escuchar a Natalia Mardero conversar junto con Inés Bortagaray y Magela Ferrero en el Espacio Marosa en el marco de la Feria del libro de Uruguay. Salimos disparadas con Laura de Palabritas Ajenas hacia el stand de HUM/Estuario —no sin antes detener a la autora atropelladamente para felicitarla por su escritura— y compramos algunos librillos. No iba a traerles reseña, pero si para algo tengo el blog es para compartirles literatura de esa linda que hace bien, así que vamo arriba con la reseña.

El libro consta de once cuentos atravesados por una cotidianeidad bien uruguaya, con personajes inconfundibles y temáticas interesantes. Los más extravagantes tienen una delicadeza particular, en parte porque la prosa de Mardero es sensible, pero también porque las situaciones que se plantean son muy puntuales. “El recepcionista”, “El cuartito del fondo”, “El anticuario” y “El piano y el timbó” son esta clase de cuentos donde una situación extraña desestabiliza toda esa calma que se instala desde el momento en que los cuentos se apoyan en una realidad no distinta a la nuestra. En “El recepcionista” un hombre abrumado por su trabajo hace extrañas listas para pasar el tiempo, se decepciona de la gente común que no rompe sus esquemas y se encandila con alguien que de repente sí lo hace y no logra dejarle completar su proceso mental al que estaba acostumbrado. Este alguien es un alguien comprador, simpático, y la situación que cierra el cuento no deja de parecerme maravillosa. “El cuartito del fondo” arranca sin demasiada importancia, una chica joven busca un lugar donde quedarse y consigue alquilar una habitación a bajo precio con una sola condición: compartir el cuarto con Nenona, una anciana que parece no prestarle atención hasta que la situación en la casa de la familia se tuerce y todo se despatarra. Como los demás cuentos, tiene cierta ternura acompañando la excentricidad que es bella de encontrar. En este cuento hay una especie de trama circular que me pareció ingenioso. “El anticuario” presenta a un hombre aficionado por las antigüedades que construye su plan y artimañas para hacerse con objetos de valor en su viaje al interior del país. En el viaje, va a conseguir algo inesperado que tiene cierto humor y reflexiones sobre los objetos y su significado para quien los retiene. En “El piano y el timbó” una mujer comienza a tomar clases de piano por recomendación de su psicóloga con la intención de dejar atrás su melancolía, y termina en una casa que parece sacada de una película de Tim Burton con personajes que, de existir, me gustaría conocer. Este me parece un CUENTAZO —recontra amo la palabra cuentazo y soy consciente de que la repito mucho por estos lados. Cuentazo, cuentazo, cuentazo, cuentazo— que no solo tiene una historia inolvidable y pintoresca, el aire que infla todo el cuento no se pierde con el pasar de las páginas, se potencia y el final hace explotar ese globo que logra crear en unas cinco páginas sobresalientes con reflexiones —casi máximas del personaje de Víctor— sobre la escritura que dudo mucho hayan sido casuales e inocentes.

En “Señorita”, “Sacrificio” y “El chalecito” los niños/adolescentes personajes dan una mirada diferente de las situaciones, la menstruación que llega y corrompe una niñez y trae consigo una
adolescencia que no pide permiso y atropella y hace cambios a su antojo, el dolor de la muerte de una mascota, y el gran misterio que puede hallarse detrás de una persona que está siempre, pero en realidad nadie parece notar. Si bien son cuentos narrados desde la niñez, en “Sacrificio”, la mujer adulta recuerda el día de la narración con cierta tristeza, en “Señorita” un narrador externo sigue a la niña personaje, y en “El chalecito” la primera persona es una niña que cuenta todo desde su mirada.

“La amiga de mamá” es también un cuento encantador —inserte palabra que me recontra gusta acá—, donde una amiga del pasado vuelve a la vida de una familia después de años de ausencia y provoca reacciones variopintas cuando un romance surge de la manera más inesperada entre una mujer de la familia y la recién llegada . “La tapa de Julio”, “La Quinta” y “Un pueblo en verano” son los que menos me gustaron, no por sus temáticas similares porque son bien, bien distintos entre sí. Son cuentos donde la estructura narrativa se desinfla, los entiendo como correctos pero no memorables. En el primero, la encargada de una revista reflexiona sobre la juventud y lidia a la vez con su vida personal. En el tercero, en un pueblo detestan la época de turistas y una anciana con su periquito crean un clima hogareño y adorable. “La Quinta” está metido en un universo que es el barrio, los amigos del barrio. Un entierro trae los recuerdos de esa infancia perdida y de la dictadura, los juegos de la calle, comunismo como palabrota. Hay melancolía, en este y otros cuentos, a veces sale a flote y a veces se queda en el fondo, como si no existiera. No atribuyo esto a la conocida melancolía que el mundo dice de las creaciones uruguayas, sino a las situaciones mismas del cuento que se prestan para que la melancolía cobre vida. Recordar a la mascota que murió, a los amigos que no están, a la niñez que se fue y no va a volver. La cotidianeidad que no deja respirar a los personajes encuentra un punto de fuga y de ella surgen estos cuentos que caminan en el borde de lo costumbrista, pero de repente agarran un trampolín y se separan de lo que eran al principio.

Escrito en Super 8 está totalmente despegado de Guía para un universo, donde lo aparentemente infantil domina una narrativa sensible, y Cordón Soho, que tiene un aire mucho más juvenil, en este libro la prosa de Mardero es clara, específica, poética: se trata de otro tipo de libro, uno muy diferente con un estilo distinto de los anteriores que me sorprendió para bien. La melancolía de lo que no va a volver, el vértigo de lo que está por llegar, la vida y la muerte, las relaciones, la vida misma está en los cuentos expresado con una preciosa sencillez y sensibilidad. Se los recomiendo pila, en especial si les gustan los cuentos. Aguante Natalia Mardero, me queda pendiente Posmonauta.  

Algunas de mis partes favoritas:

"Siempre parecía que tenía algo importante en que pensar, algo tan delicado, vulnerable y efímero como una magnolia japonesa. Y yo simplemente la adoraba".

"Esto lo deprime; sentir que ya no hay persona que lo sorprenda. Descubrir que la gente es un montón de lugares comunes, de clichés, de estereotipos reiterados y pobremente construidos".

Biografía de solapa: Natalia Mardero (Montevideo, 1975). Escritora y redactora creativa, es Licenciada en Comunicación Social. Cuentos suyos forman parte de distintas antologías de Uruguay y el exterior, entre las que destacamos: El descontento y la promesa (Trilce, 2008), 22 Mujeres (Irrupciones, 2012), Antología de narrativa nueva / joven uruguaya (Casa de las Américas, 2015), Narrar lo extraño (Qeja ed., 2018) y Organismos (Hal 9000 ed., 2018). Su libro Posmonauta (ed. Latina, 2001; Irrupciones, 2010) recibió el Premio Municipal de Narrativa en 1998 y el Premio Revelación en la Feria del Libro de Montevideo en 2001. Algunos cuentos de ese volumen fueron editados en libros de enseñanza primaria de Chile (ed. Marenostrum, 2007; 2013). Posteriormente publicó la nouvelle Guía para un Universo (ed. Cauce, 2004; Estuario, 2016), con ilustraciones de Eduardo Barreto, el libro Gato en el ropero y otros haikus (Irrupciones, 2012), la novela Cordón soho (Estuario, 2014) y el libro de cuentos Escrito en Super 8 (Estuario, 2019).

Comentarios

  1. Hola, bella! La verdad es que no se me había ocurrido leerlo porque Cordón Soho no me gustó nada nada, pero a lo mejor disfruto más de sus cuentos.
    Un besote ♥

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    1. Las críticas a Cordón Soho las paro de pechito. Pero te perdono y te recomiendo que le des una oportunidad más. Seguro que te gustan estos cuentos. Las manos en el fuego por Mardero. Un beso.

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  2. Hola.
    No conocía el libro y por el momento no creo que lo lea, tengo demasiados pendientes, pero gracias por la reseña.
    Por cierto, acabo de encontrar tu blog y me quedo por aquí.
    Nos leemos.

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  3. Leerte Tami, es una belleza. Me gusta como hablas de este libro y me dan ganas de leerlo, capaz algun dia te lo pido prestado jiji.

    Te mando un abrazote

    Mel

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  4. Holiii Tami!! No conocía para nada este libro, pero por lo que contás me dieron un poco de ganas de leerlo y ¿quién sabe? tal vez en este 2020 lo haga (ya que en lo que queda del año lo veo complicado) Besoss

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    1. Hola Kathy, son cuentos en su mayoría excelentes. Recomiendo. Beso.

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  5. Tami, me atrevo a decir que este es el mejor libro de Mardero que leí. Algunos cuentos los he leído más de una vez (´nas ganas de llevar alguno a mi clase)
    Feliz de leer a autoras uruguayas contemporáneas, feliz de leer narrativa breve.

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