Sobre los huesos de los muertos de Olga Tokarczuk


Reseña: Sobre los huesos de los muertos

Título: Sobre los huesos de los muertos

Autora: Olga Tokarczuk

Género: Narrativo

Subgénero: Novela

Sinopsis: Una de las voces más vigorosas de la nueva narrativa polaca. Escrito bajo la forma de un thriller negro, Sobre los huesos de los muertos es un libro que muestra la complejidad del ser humano y las contradicciones que habitan en el fondo de su alma. Las acciones de esta novela de corte policiaco se desarrollan en una provincia montañosa de Polonia. Está protagonizada por Janina Duszejko, una mujer jubilada que intenta resolver el homicidio de varios cazadores. La autora cuestiona tanto la falta de respeto del hombre hacia la naturaleza como el peligro del radicalismo ambientalista, por muy buenas que sean sus intenciones. El libro constituyó un gran éxito editorial en Polonia.


Un viernes de tarde estaba escuchando el programa de radio Oír con los ojos cuando mencionaron a los ganadores del Nobel de literatura del año 2018 y 2019. Yo había leído una nota sobre Olga Tokarczuk, la escritora polaca que se llevó el galardón en 2018 y me había quedado pensando en ella, así que enseguida presté más atención y agarré papel para anotar. Resultó que uno de sus libros, Sobre los huesos de los muertos, había sido recientemente agregado al catálogo de Biblioteca País y estaba disponible para leer. Fui rápido y lo reservé. Antes de comentarles sobre el libro aprovecho para recomendarles Oír con los ojos, un programa bajo los efectos de la lectura y Biblioteca País, una biblioteca virtual para todos.


Sobre los huesos de los muertos es una novela con disfraz policial. Nuestra protagonista, Janina, es una señora que vive sola en las montañas, es docente, no tiene muchos amigos, se entretiene
traduciendo a Blake y siguiéndole las pisadas a los astros a través de sus cartas astrales. Vive en las afueras de un pueblo pequeño donde la quietud se lo come todo, hasta que una serie de muertes comienzan a desordenar esa aparente tranquilidad. Mueren cazadores de formas muy extrañas, su vecino Pie Grande atorado por el hueso del animal cazado, otro asfixiado por cascarudos, en otro escenario se encuentran huellas de corzos alrededor del cadáver de un poderoso dueño de un matadero. Todo parece indicar que la naturaleza se está revelando en contra de los que se jactan de ser invencibles. Es una teoría absurda —el absurdo rige buena parte de la historia— pero Janina está decidida a probar que los animales iniciaron una revolución en contra de los cazadores. Ella, vegetariana desde hace muchos años, desprecia a los cazadores y casi que elige un bando en esa pelea que solo ella parece notar: está del lado de los animales.

«Cuando comprendí lo que había sucedió allí, fui presa del horror, segundo a segundo. Pie Grande atrapó un corzo con uno de sus lazos, lo mató y descuartizó su cuerpo, lo asó y se lo comió. Un ser se había comido a otro, en silencio, de noche. Nadie había protestado, no habían tronado los cielos. Y sin embargo, el castigo había alcanzado al demonio, si bien nadie era el causante directo de su muerte. Tan rápido como me lo permitieron las manos temblorosas, amontoné en un único lugar, en una pequeña pila esos despojos, aquellos huesecillos, para enterrarlos más tarde».

Al principio dije que esta novela se disfraza de policial porque la mujer personaje, Janina, busca pistas como en un juego de detectives y siempre va delante de la policía, pero mientras que los
sospechosos de la policía son personas, los suyos son los animales. Y se alegra de su venganza. Esta trama policial es en realidad una novela negra donde no importan las pistas y los muertos, sí el discurso especista y feminista que esta mujer ya entrada en años pronuncia cuando tiene que poner el pecho frente a los hombres policías que la tratan de imbécil por defender sus teorías y por sus prácticas astrológicas.

«Antes nunca me había dado cuenta de la existencia y del significado de gestos como los de asentir rápidamente, desviar la mirada, o el hecho de repetir “Sí, sí”, de forma automática. O mirar la hora constantemente, o frotarse la nariz; ahora entiendo muy bien que todo ese teatro solo busca expresar frases tan sencillas como: “¡Déjeme en paz, vieja loca!”. En más de una ocasión me he preguntado si tratarían de la misma manera a un hombre apuesto, guapo y fuerte que dijera lo mismo que yo digo. O a una morena impresionante».

Otra característica que me descolocó fue encontrarme con que esta novela negra, atravesada por un fuerte discurso especista y feminista, además tiene grandes párrafos de debate existencialista dentro del monólogo de la mujer personaje. Es brutal que se mezclen todos esos temas y se difuminen las uniones para tener como resultado una historia única, no fragmentada por ideologías sino como una unidad que las contiene. Janina cuestiona el estar vivo a través del estar muerto de los animales con una voz ambigua pero avasallante, sus piernas ya débiles de caminar en la nieve y su cuerpo que poco a poco deja de obedecerle nada tienen que ver con la dureza de su discurso. También para de pechito a los endiosados con poder del mercado. Sí, es un personaje que todo, o casi todo, lo hace bien.

«Alguien pisa una rama caída en el sendero, en el congelador explota una cerveza que alguien olvidó sacar a tiempo, de un rosal silvestre caen dos frutos rojos. ¿Cómo podríamos entender todas esas cosas? Está claro que lo grande está recogido en lo más pequeño. No hay duda de que así es. En la mesa, mientras estaba escribiendo aquello, descansaba la configuración planetaria e incluso todo el cosmos. El termómetro, la moneda, la cucharilla de aluminio, el tazón de porcelana. Y una cana mía en cuyos átomos se conservaba la memoria de los inicios de la vida, de la catástrofe cósmica que dio principio al mundo»

No menos importantes son las descripciones del territorio hostil invernal. El blanco de la nieve, un blanco distinto al del cielo, al del suelo cubierto de hielo. Encontré una belleza inmensa en la prosa de Tokarczuk en cuanto a descripciones: el paisaje, los personajes, el universo entero puede rematarlo en una frase.
Janina es un personaje que descoloca en su descripción: una señora que vive sola y cuida de las casas de sus vecinos cuando no está dando clases, estudia la carta astrológica de los cazadores asesinados en busca del destino, traduce a Blake en su tiempo libre en compañía de un enclenque estudiante
suyo, recorre el bosque en silencio en busca de encuentros casi mágicos con animales, sola, piensa en su existencia y en el sentido del mundo, compra ropa de segunda mano y defiende sus ideas sin flanquear. La historia también descoloca: cazadores son asesinados por animales. Es curioso porque de antemano se sabe que los animales no asesinan personas sistemáticamente guiados por el deseo de venganza, pero el monólogo impresionante de Janina nos hace creer que sí, nos envuelve con su encanto estrafalario y sin darnos cuenta estamos en un punto metidos dentro de su cabaña, estudiando las causas posibles para la revolución animal. Mencioné antes que el punto de vista de esta mujer es ambiguo porque está plagado de blancos: no es una narradora confiable. Y, aun así, nos conquista. Hay una verdad innegable que salta a la vista, pero nada de eso importa con tremenda narración y dominio de una prosa minuciosa y poética. La trama se arma con un discurso político que no pasa desapercibido y la ficción no pierde fuerza. Es una historia conmovedora, los personajes son pintorescos y Janina es inolvidable. Me gustan los personajes que encantan sin querer. Muy interesante el descubrimiento de esta autora, lo celebro. Podría escribir mil, dos mil, tres mil palabras sobre este libro, pero lo dejo acá y los invito a leerla. Saben que la pueden encontrar en Biblioteca País.

«Doy vueltas alrededor de la casa y recorro los senderos en una y otra dirección. Se da el caso de que no reconozco mis propias huellas en la nieve y entonces pregunto: ¿quién ha pasado por aquí? ¿De quién son estas pisadas? Creo que es una buena señal esto de no reconocerse a uno mismo. A pesar de todo intento concluir mis pesquisas. Mi propio horóscopo es ese numero mil, y a menudo trabajo en él intentando comprenderlo. ¿Quién soy? Hay una cosa segura: conozco la fecha de mi muerte».
Nos leemos, 


Comentarios

  1. Hola! La conocía solo de nombre, pero no me había tomado la molestia de investigar más. La verdad, me dejaste con ganas de leer, y eso que hace años que ando sin ganas de leer este tipo de literatura... Si se da la ocasión, ya te contaré qué me parece. Gracias por tu reseña ♥

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  2. Hola Tami, ya me habías hablado de esta novela, leerte solo refuerza las ganas de leerla. Además si viene con recomendación de Oír con los ojos, una no se puede negar. Ya le puse cara a la protagonista, te contaré pronto.
    Beso

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  3. Me anoto el nombre de la autora para chusmear un poco, nunca leí a nadie de Polonia. Este libro me llamó la atención pero no sé si es mi tipo.

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