Las grietas de Jara de Claudia Piñeiro

 Las grietas de Jara, un libro de Claudia Piñeiro



Las grietas de Jara es una novela negra publicada en Argentina en el año 2009 que leí hace unos meses y quería reseñar. Claudia es una crá y eso es de público conocimiento, pero nunca está de más hablar de un buen libro. Acá va la sinopsis: Aunque Pablo Simó quiere construir la torre de sus sueños, se limita a dibujarla: hace veinte años que trabaja en un estudio de arquitectura que no puede o no quiere dejar. Veinte años son también los que lleva casado con Laura, a quien sólo lo unen la costumbre y una hija típicamente adolescente.

Cuando una joven llegue inesperadamente al estudio buscando a Nelson Jara, comenzará a revelarse la trama del secreto en la que Simó está implicado junto a su jefe y una compañera de trabajo. La aparición de la muchacha y las derivaciones de ese hecho del pasado abrirán una grieta en la precaria estabilidad del arquitecto, que verá derrumbarse una a una las certezas que lo sostuvieron hasta el momento.

Cuando Leonor llega al estudio de Borla y Asociados preguntando por Nelson Jara, vuelven viejas tensiones para poner en alerta al equipo formado por Borla, Pablo Simó y Marta. Entre los tres hay un pacto de silencio que involucra a Jara, y la pregunta de Leonor revuelve un pasado que todos juraron enterrar. La trama se conjuga entre la desaparición de Jara y las personalidades de Simó, su jefe, Borla, y su compañera, Marta. Me gusta mucho lo que Piñeiro hizo con Simó. En principio, es un arquitecto fracasado. Ha pasado toda la vida en un estudio que no le gusta dibujando una y otra vez un boceto de un edificio que sabe que nunca le van a dejar construir. En segundo lugar, es ingenuo —creo que en la película esta característica la llevan hasta otro nivel y lo hacen pasar por boludo—. Recorre la ciudad preguntándose sobre el amor, hablando de art nouveau con Leonor, la joven que fue al estudio buscando a Jara, fastidiado con su matrimonio perfecto, con su trabajo, con su vida. Esta actitud podría llegar a ser romántica en otra historia, acá es ingenua. Algunos podrían decir que perversa. Simó ve en Leonor la frescura que le falta a su vida y se aferra a ella para escapar de una mediocridad ya instalada. Y funciona.

«Pablo ahora está allí solo, ¿enamorado?, sin más compañía que un papel con direcciones garabateadas, preguntándose no ya por el art nouveau sino si él, a esta altura de la vida, sabe qué cosa es el amor. ¿Contra qué parámetro o medida puede ir a cotejar si lo que sintió alguna vez era o no amor? Uno puede saber qué es un auto, qué una montaña, un oso, una manzana o un servilletero de plástico. Un muerto enterrado en un pozo bajo la losa de un edificio. ¿Pero qué es el amor?, se pregunta hoy, tal vez por primera vez en la vida, Pablo Simó»

Las gritas en esta historia son muy representativas. No sólo porque Jara se enfrenta al estudio de arquitectos del que Simó forma parte porque están construyendo un edificio junto al suyo y las perforaciones provocaron una grieta en su pared, sino que las vidas de todos los involucrados, de alguna forma, se van resquebrajando a medida que el misterio se esclarece. Se rompe la carrera y el matrimonio de Simó, el estudio de Borla y la estabilidad emocional de Marta a la par de la pared de Jara. También, entre Nelson Jara y la gente amiga de Simó existe una grieta: la económica. Jara va a llevar hasta los entremos el problema de la grieta en su casa porque ese lugar es todo lo que tiene, y la gente de Simó va a hacer todo lo posible por hacerlo más miserable.

«—Usted lo único que hizo fue hacerme perder el tiempo para que lo ganen ellos —dijo Jara mirándolo directamente a los ojos, y esta vez Pablo no pudo sostenerle la mirada—. ¿O no? —agregó y dio un golpe contundente: los pocillos retumbaron arriba del plato, y los clientes sentados en la mesa junto a ellos se dieron vuelta para mirarlos—. Siempre lo mismo —dijo y se detuvo antes de dar un segundo golpe apretando el puño cerrado en el aire como si ahí mismo estuviera golpeando algo que no existía—. Siempre lo mismo, Simó —repitió Jara y se levantó como para irse, pero Pablo lo detuvo:
—¿Qué quiere decir con siempre lo mismo, Jara?
—Que los peces chicos, en lugar de defender a los suyos, terminan defendiendo a los peces grandes. Revise la historia de la humanidad y va a ver si le miento. ¿Y sabe por qué?, para ilusionarse con que eso les permitirá llegar a ser lo que no son. Simó, por más que se ponga de su lado usted nunca va a ser ellos, ¿me entiende?»

Esta novela de Claudia, como todas las anteriores y a diferencia de Simó, no es ingenua. En Jara está retratado todo un sector de la población, la clase media baja trabajadora y en Borla, la opulencia. Simó es la bisagra que se mueve por los dos mundos, cada vez menos convencido de pertenecer junto a sus compañeros y cada vez más alineado a Jara. Es muy conmovedora esa transformación, el momento posterior a la ruptura de su comodidad, en el que Simó se da cuenta de lo que quiere y lo realiza.

«—Que mi grieta, y está muy bien que la llame así, «su grieta», porque es mía, está en mi departamento, donde yo como sentado frente a ella todos los días y todas las noches, donde la mido, le tomo fotos, donde hasta le hablo, ¿puede usted creer que yo a veces le hablo a esa pared, arquitecto? —dijo y se quedó esperando una respuesta, pero como Pablo no dio ninguna siguió—: Mi grieta, le decía, apareció mientras ustedes cavaban sin apuntalamiento, ustedes la provocaron, el trabajo que ustedes hicieron la provocó. Así es la cosa».

Si pudiera describir el final con un gesto, sería una sonrisa. Hay algo revolucionario, burlón, en la resolución de la novela que no cuaja en el arquetipo de la novela policial, pero es buenísimo para esta historia: el final evidencia los grises, las grietas de los absolutos. La bisagra en la que Simó se balancea a lo largo de la novela. Me gusta mucho Claudia Piñeiro, ya lo he dicho, pero admiro su capacidad para construir una especie de thriller policial atravesado por una preocupación social sin dejar que la ficción se transforme en un panfleto. Arriba Claudia. Recomiendo.

«—Sí, más viejo estoy.
—Y más asustado también.
—¿Asustado de qué? —pregunta Pablo.
—De que la vida termine siendo esto —le responde—, nada más que un pequeño fastidio suave pero permanente que no duele ni mata, pero seca»

Ah, algo más: lean el libro antes de ver la película, por favor. Pueden contarme si les gusta Claudia o si leyeron alguna otra novela de ella. 

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Las gritas de Jara, Claudia Piñeiro. Alfaguara, 2011.






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